sábado, 17 de diciembre de 2011

¿Es un príncipe o un sapo disfrazado?

Cap.3
           Es alta, no tanto como el chico, pero sí sobresalía bastante a Amy. Tiene un cuerpo del que cualquier chica soñaría por poseerlo. Sus facciones faciales son dulces, no como la de Amy porque la pequeña tiene un rostro de muñeca de porcelana, esta aparenta tener más de lo que tiene. Sus ojos y su pelo son como la oscuridad de la noche, sus labios rojos resaltan sobre su tez blanca como la nieve.
Amy se sorprendió al verla y mucho más después, cuando notó a Mark más distante y frío que ayer, ¿cómo es posible que un persona cambiase así de rápido, de un día para otro? Amy no lo entendía. Pero lo que sí sabe es que aquella situación la incomodaba y no le gustaba. Cómo deseó que llegasen pronto los otros para sacarla de aquella escena tan vergonzosa.
Por fin, después de unos minutos tan largos como siglos como para nuestra pequeña de labios de cereza, apareció su salvación, Nikky. Nunca antes sintió tanta, tantísima alegría al llegar a verla; corrió hacia ella y la abrazó fuertemente como si no hubiese mañana, haciendo que la chica se quede muy sorprendida sin saber cómo reaccionar mientras que su novio Leo se echase a reír viendo aquella graciosa situación.
Los demás fueron llegando poco a poco, y tras ver que ya estaban todos, se fueron a la estación de autobuses. La playa no quedaba muy lejos y se podía llegar a pie si se quería, pero los chicos optaron por la más cómoda y vaga opción.
Amy se sentó casi al fondo del vehículo. Durante todo el trayecto, hasta bajar del autobús no quitó la mirada de Mark y de su invitada llamada Katy. Se nota que Mark y ella son más que amigos por su comportamiento tan cariñoso.
Al bajar, el chico la abrazó de la cintura a la hermosa Katy con total naturalidad, esto a la depresiva y melancólica  Amy la hirió mucho. Pero se estuvo convenciendo de que sólo son buenos amigos porque Mark le dijo que no tiene ahora mismo ninguna relación con nadie.

Todos habían bajado al agua, sólo queda Amy con su vestido blanco y su hamaca en la arena, qué sola se la veía.
Su mirada siempre está clavada en la misma persona, y de quién podría ser si no fuese Mark...
Se le ve muy contento y feliz jugueteando en el agua con Katy sin preocupaciones alguna.
De pronto, a Amy le llenó el celo, sí, estaba celosa de aquella. No la conoce bien, ni sabe cómo puede ser, pero en el primer momento de haber visto su mirada llena de enemistad mientras le agarraba del brazo a Mark esa misma mañana, no le ha caído nada bien la chica.

-¡Hey Amy!- Le gritan desde el agua.-¿Nos puedes sacar una foto?
-¿Eh? ¡Ah, claro, ahora mismo voy!-Tomó la cámara, se puso su sombrero para no quemarse a pesar de que se hubiese puesto crema y caminó a pasos rápidos hacia la orilla.

El tiempo pasó rápido para unos y lento para los otros.
Ya habían almorzado y estaban algunos sentados y otros echados sobre la blanda arena dorada, qué extraño que Mark no se separara de su querida Katy ¿verdad?
Amy a veces alzaba un poco la voz o reía los chistes en alto para intentar llamar la atención de su querido príncipe azul, quien ni se inmutaba ante eso, simplemente miraba a su musa sonriendo y contando algunos chistes sólo para la chica. 
Nikky comprende demasiado bien a Amy y sabía perfectamente lo que pasaba, ya que la chica nunca actuaba de tal forma. Suspiró y se acercó a la pequeña abrazándola por la espalda.
-Tranquila Amy... no te preocupes, ¿si? Hay más personas aparte de ese... -dijo apoyando su mentón sobre el hombro de ésta.
-Ni~, sé que no son lo que aparentan ser, lo sé.. -murmuró intentando convencerse a sí misma sin dejar de mirar a Mark de reojo.
-Amy, todo llegará en su momento debido, si este no es tu príncipe, no esperes nada de él.
-Sí, lo sé Nikky, gracias cielo.. -giró la cabeza y le sonrió dejándole un beso en la mejilla tranquilizando a su amiga.

No se sabe cómo, quizás por el cansancio, Amy se quedó dormida, y al despertarse no encontró a la invitada de Mark, se lo preguntó a Nikky, que le respondió con que la chica se tuvo que ir porque al parecer tenía más cosas que hacer.
Amy buscó con la mirada a Mark y lo encontró no muy lejos de ella, estaba charlando con unos amigos suyos y se le veía contento. Mark levantó la mirada y se fijó en nuestra pequeña, haciendo que se sonrojase un pelín asombrada.
Mark intercambió unas palabras con los chicos y se levantó viniendo hacia Amy.
-¿Qué tal la siestita?-dijo mientras sonreía y frotaba un poco el pelo de ésta.
-P-pues bien...-No podía quitar la mirada de esos ojos azules mientras se sonrojaba cada vez más.
-¡Te estás volviendo como un tomate!¡Qué mona!-Rió pellizcando la mejilla colorada de ésta con ternura.


-¿Acaso eres actor, Mark?-Se preguntó Amy a sí misma.

sábado, 10 de diciembre de 2011

¿Es un príncipe o un sapo disfrazado?

Cap.2
                    Tras esa tarde Amy hizo nuevos amigos, en el que se encontraba Mark, ese chico que hace que su corazoncito lata a mil por horas queriendo salirse del lugar, ese que hace que sienta mariposas volando en su estómago, ese que hace que Amy sonría en cada segundo por poder estar a su lado.
Mark es un chico completamente desconocido para ella, bueno, en parte no, ya que Amy lo había visto pasearse por las calles de la pequeña ciudad más de una vez y cada una de esas veces haciendo que la pequeña sintiera la felicidad recorriendo por su cuerpo. Más de una vez han cruzado las miradas, pero nunca han hablado hasta entonces, hasta que Nikky los presentó el uno al otro fugazmente para irse luego con su novio Leo.
Esa tarde, Amy no desvió la mirada de Mark, y el chico, al parecer, posó más de una vez la mirada detenidamente en la pequeña.
La química y las chispas que hubo entre ambos lo notaron todos los que estaban presente.

Mark es un chico blanquito también, con el pelo ondulado, corto y medio rubio, lo más precioso de sus rasgos son sus ojos azules, como el cielo limpio. Es de estatura medio-alto, mide como alrededor de 1'80, flaquito pero sin  pasarse.
Es como el típico príncipe azul que se había imaginado una y otra vez la pequeña de labios de cereza.
Mark es como Nikky en el sentido de que ambos son un torbellino de risas y energías.

Parece ser que Cupido clavó una flecha de ''amor a primera vista'' entre ambos, del cual nadie quiso mostrar ni expresar más del grado de ''amigos''.

Esa noche, Amy no consiguió pegar ojos de la emoción que contenía en su cuerpo, había conocido lo que aparenta ser su príncipe azul y lo más que la emocionaba era que habían quedado el día siguiente en la playa para pasárselos bien.
Lo único que intranquilizaba a Amy era que.. ¡no sabe nadar! Pero lo malo es que ni ella ni Nikky se habían dado cuenta de eso en cuando propusieron el plan.
Cerró los ojos acurrucándose en su cama para intentar dormir, pero lo único que conseguía al cerrar los ojos era la aparición de la cara de Mark, y cada vez que pasaba eso, sonreía tan dulce que es imposible describirlo, bueno, sí, cada vez que Amy sonríe así, se convierte en algo más hermosa que un ángel, la pena es que nisiquiera ella pudo ver aquella maravilla.

Amy: Hermoso e irreal, es lo que sentí la primera vez que lo vi por el lago, me emocioné, como siempre hago, pero la tristeza se vino rápidamente a mi cuando pensé en que un chico tan bonito como él seguramente estaría con una chica muy bonita.
Numerosas veces  más le había visto y cada vez que ocurría, sentía que lo quería cada vez más aún sin conocerle. Hoy le conocí, no podía creérmelo, es como si fuese un sueño demasiado maravilloso, no, no me quiero despertar...


             El despertador suena, las ocho de la mañana, Amy apaga el objeto con un golpe tras localizarlo mientras furce el ceño, luego, lo cogió y abriendo dificultosamente sus ojos mientras se tapaba con otra mano la cara de la luz del soy que penetraba por la ventana, observa la hora. 
Habían quedado a las diez en el sitio donde se habían despedido la tarde-noche anterior para ir juntos al lugar.
Dejó el despertador en la mesilla, cerró de nuevo los ojos dándose la vuelta, se disponía a dormirse de nuevo en cuando la maldita alarma de su móvil sonó, había puesto dos o tres alarmas por lo menos la noche anterior por si no se despertaba esta mañana, lo apagó y se levantó de la cama caminando como una zombie hacia el baño con los ojos cerrados para asearse y vestirse después.

El reloj de la vieja iglesia marca las diez menos cuarto, había llegado temprano y nadie estaba en aquel lugar.
Era todavía temprano para ser un domingo de verano, la plaza estaba casi desierta si no fuese por los ancianos a los que ya les falla el sueño.
Nuestra pequeña suspiró, buscó en su gran bolso un libro para poder leer y a veer si así pasaba el tiempo más rápido. El sol hacía que sus preciosos ojos algo hinchados por la falta de sueño se entrecierren al intentar comprender esas maravillosas palabras.
Amy se asumió en las fantasía de aquel libro cuando, de repente, su visión se oscureció un poco, asustada, levantó la mirada para ver lo que sucedía. Se trataba de Mark, era el primero en acudir a la cita, Amy se sonrojó y le sonrió cerrando el libro, levantándose dispuesta a saludarlo. Pero su bonita sonrisa desapareció cambiándolo por una expresión de asombro en cuando su mirada se fijó en que al lado de Mark estaba, una chica.

sábado, 3 de diciembre de 2011

¿Es un príncipe o un sapo disfrazado?

Cap.1
Absorta en su imaginación de príncipe azul, castillos, brujas malvadas, princesas prisioneras de algún 
hechizo y finales como ''fueron felices y comieron perdices'', Amy es devuelta a la realidad con el tono de su móvil, que siempre la asusta al escucharlo por lo perdida que está en otro mundo y también por lo miedica que llega a ser. Siempre ha dicho que cualquier día de estos podría morir de paro cardíaco por cualquier cosa.
  -¿Diga?-Dijo después de haber tardado un poco en pulsar aquel botón de color verde, pero que aún así, se había olvidado de mirar sobre quién se trataba.
  -¡Hola holaa!- Contestó una voz alegre, energética, la de una chica del que le sonaba a Amy pero que no se acordaba por su poca memoria.-Eres mi Amy, ¿verdad?
  -E..esto, sí, soy Amy..pero ¿quién..eres tú?- cambió de posición en la que se encontraba en la cama para estar más cómoda y hablar mejor, se sentó abrazándose de su almohada de color rosa palo muy blandita mientras dejaba que su cabecita se llenase de dudas.
  -¡Cada vez estás peor! ¿Ya nisiquiera te acuerdas de la voz de tu mejor amiga?
  -¡Ah!-ríe-Lo siento Nikky~ estaba..ya sabes.. en otro mundo.. -Se rasca la nuca sonrojándose de reír-
  -No pasa nada idiota. En menos de 15 minutos estaré presente en tu casa, ¿ya estás preparada?
  -¿Eh?-Su cabeza se quedó en blanco sin saber qué contestar, ¡se le había olvidado por completo que había quedado con su mejor amiga!-E..esto, claro..te estoy..esperando...
  -Amy..se te ha olvidado..y juro que no me he equivocado..-la voz de Nikky suena como cuando la chica se enfada, la piel de Amy se eriza al pensar en la cara que debe de tener su amiga ahora mismo.
  -Pues..s..sí...pero ¡lo siento mucho!-Esconde su cara en el cojín- Pero ahora me doy prisa y te estaré esperando, ¡te lo prometo!
   -¡Más te vale hacerlo Amy!- La chica cuelga algo furiosa disminuyendo sus pasos para que a su amiga le dé tiempo de vestirse, soltando un suspiro.


''Ding dong'', el timbre sonó justo cuando Amy, la chica de pelo y ojos de color azabache, se había puesto frente al espejo para ponerle a sus bonitos labios gloss. Terminó rápido, sonrío ante el reflejo de sí misma, cogió el bolso y se fue corriendo hacia la puerta.
Tras esa puerta de madera estaba Nikky que justamente iba igual vestida que su amiga. Ambas se rieron al verse, dándose un enorme abrazo y besos en la mejilla después.

De la boca de las dos salieron la misma pregunta y al mismo tiempo:
-¿Vamos al Viejo Roble?
Tras unos escasos segundos de silencio en el que se miraron fijamente, empezaron a reírse de nuevo, asintiendo ambas las cabecitas.

Amy es blanquita de tez, de estatura media, no es muy flaca, pero tampoco es grodiflona, se la puede clasificar como flaca, pero como le pasa a todas, se ve rellenita.
Sus ojos y su pelo es de un color azabache brillante. Por las noches, se pueden confundir sus grandes y brillantes ojos como dos estrellas.
Siempre se sonroja por cualquier estupidez. Se puede decir que Amy se parece a una muñequita de porcelana cuando se está quieta, y eso es lo que pasa siempre, es demasiada tranquila, siempre se asume en sus pensamientos.
Nikky en cambio, es pelín más morena, pero también es blanquita, es más alta que Amy y también un poco más rellenita que ésta.
Tiene el pelo castaño y los ojos verdes oscuros, de esos que si no te fijas bien, crees que son negros.
Es lo contrario a la tranquila Amy, nunca se está quieta ni se calla, parece un torbellino de energía.
La chicas se conocieron cuando apenas tenían 7 añitos y desde entonces, nunca se han separado por nada, juntas pasaron momentos geniales, pero también compartieron sus tristezas y problemas.

El Viejo Roble es el sitio favorito de ambas para pasar el verano, bajo el gran roble del que da nombre al lugar, hay banquitos, césped y mucha sombra, ese lugar suele ser tranquilo, como a Amy le gusta. Nunca se sabe el por qué de que una terremoto como Nikky quiere ir a ese lugar para quedarse toda una tarde entera de verano.

Cuando estaban cerca, vieron a un grupito de personas, de las cuales, Nikky pudo reconocer enseguida a su novio y sus amigos, quienes la tímida Amy casi desconoce.
  -¡Allí va! ¡Pero si es Leo y esos!-Grita Nikky acelerando el paso cogiéndole del brazo a la pobre Amy que se sonrojó de nuevo al ver a personas desconocidas. -Te voy a presentar a alguien- Dijo Nikky sonriendo de forma pícara antes de llegar.