lunes, 26 de noviembre de 2012

Hey, mi idiota..

Gracias por hacer que siempre haya una sonrisa en mi rostro al pensar en ti.
Gracias por hacer que mi corazón vuelva a sentir alegrías y tristezas.
Hey, sólo yo te puedo llamar idiota, no dejaré que nadie más lo haga, eres mío, solamente mío y de nadie más, me perteneces.
Da igual lo que digan los demás, para mi eres mi superman.

Te amo. 

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Confesión de ella.

Todos dan por hecho que ella es feliz, cómo no pensarlo... Tiene unos padres que la quieren, unos amigos con los que comparten sus alegrías y un novio que dejaría la vida por ella.
Pero a nadie se le ocurre pensar más de eso, claro que no, si ni sus seres más cercanos lo piensan y creen que ella debe de ser feliz al estar en un entorno tan sumamente lejos de cualquier tipo de preocupación, cómo lo iban a hacer unos individuos que aparentemente lo saben todo de ella pero que están tras unas pantallas de unas máquinas sin vida.
Todo ser humano es egoísta, a nadie le preocupa realmente el otro, ella lo sabe. Por eso sabe que solamente ella misma es capaz de saber el dolor, la pena, todos los sufrimientos por los que pasa.
Se siente como una marioneta, los hilos los tiran ellos, como siempre lo han hecho. No se siente a gusto con lo que está haciendo ahora, no son las cosas que había pensado.
Ha pensado en acabar con todo este sufrimiento de una forma rápida, pero es cobarde y no tiene el valor suficiente para hacerlo. Teme que algunos gasten lágrimas por un ser deformado como ella. Por eso hiere a las personas que le importan, que de verdad ama. No sabe expresarse de otra forma. Porque piensa que el odio perdura hasta que la vida de uno se acabe como un veneno que consume lentamente el alma de ese individuo, mientras que el amor es como trozos frágiles de hojas que vuelan con el más ligero soplo del viento.
En este mismo momento que me está contando esto, sus lágrimas no dejan de caerse, pero ella no lo nota, sonríe como la flor más hermosa que haya visto, porque ahora me cuenta esos pequeños fragmentos de momentos realmente felices que surgen de su mar de sufrimiento como las raíces tiernas y limpias del loto que es sacada del barro putrefacto en el que se escondía.
Nunca le ha gustado competir con los demás, si las cosas son suyas lo serán mientras que si no son de su pertenencia no los tocará, pero si a alguien se le ocurre quitarle algo de las manos, primero intentará luchar por ello, pero lástima que se le agotan pronto las fuerzas y le da el premio a su contrincante con las dos manos sin oponerse a ello de ninguna forma.
Siempre se queda pensando con la mirada perdida en algún punto lejano pensando en lo que le ha aportado la vida o pensando en esa persona tan especial que le saca siempre una sonrisa aunque sea de la forma más tonta. Pero siempre se da un duro golpe al encontrarse con la realidad tan cruel como bondadosa. Bondadosa por haberle dado vida a su pequeño sol que la ilumina todos los días, aunque la oscuridad lo consuma rápidamente.
Le he preguntado sobre el mejor regalo que le podría hacer, me dijo que sin duda sería una máquina del tiempo para volver al momento de su nacimiento e impedir de todas las formas posibles si llegada a este mundo.
Quizás sí sea como una flor del desierto, deslumbrante, hermosa y especial, pero está condenada a ser solitaria y su vida está al descubierto de las violentas tormentas de arena de los cuales tiene que afrontar sola.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Frío, frío...

Frío, lo siento por todos los lados, pero ninguno supera al estado congelado de mi corazón cansado.
 Por qué sigues sin poder confiarte de mi, si yo te di todo mi cuerpo, alma, mente y este pobre corazón. Dices que esto es injusto para ti, porque yo tengo mi pasado que está con los recuerdos de otros, mientras que tú sólo me tienes a mi y ese pasado como un folio en blanco; dices también que debo de olvidar todo eso para dedicarme a amarte sin distracciones. Yo ya lo hago, te amo con todas mis fuerzas, te estoy dando hasta la última pizca de mi, pero al parecer todo esto no es suficiente.
Estoy haciendo lo posible en no recordar y olvidar a esos que me habían hecho daño en el pasado, pero cómo pretendes que lo consiga si estás cada dos por tres recordándome en olvidarle. Imagínate que quizás un día lo nuestro se acabe, ¿podrías olvidarme en cuando tu futura novia te lo ordene, borrando mi sonrisa, mi imagen hasta mi nombre de tu mente? Yo no podría hacerlo, tengo mala memoria, pero para algunos casos odio poder recordar hasta el mínimo detalle.
Dices también que no los puedo olvidar porque son ya demasiados especiales para mi, pero en realidad son nada más que otro recuerdo del que ya se irá desvaneciendo con el tiempo. Cómo hacerte comprender que ya nada me importa más que tú.
Quizás debas de empezar a quererme con mi pasado y con mis recuerdos, pero sé que es difícil para ti hacerlo, te dolería demasiado, eres demasiado orgulloso como lo soy yo.
Sabes, tú también me estás hiriendo con tus palabras al respecto, eso de ''siempre dices lo mismo, pero no los olvidarás hasta que no se acaben tus días'', es como un veneno rápido que paraliza todo mi cuerpo. Entonces, hasta las ganas de seguir discutiendo contigo perecen, abandono el campo de batalla sin querer saber nada más, me da igual lo que pienses o lo que desees hacer en esos instantes, debo de correr hasta mi pequeño rincón, esconderme de todo, lamerme las heridas, tal y como lo hacen los bestias salvajes cuando se hacen daño para poder así, curarse.
A veces pienso que todo esto es absurdo. Tenemos mucho en común, pero a la vez somos dos polos demasiados opuestos. Cabezotas los dos, no abandonamos lo que queremos y lo que pensamos fácilmente.
Quizás tengas razón, es mejor abandonarte y encontrar a otro que sea mejor que tú, que no me haga daño. Pedazo de idiota, me estás matando, cómo puedes decirme eso. Mis lágrimas por tu culpa se están agotando, nunca supe que podía llorar tanto después de cualquier idiotez que surge contigo. Eres ya demasiado importante para mi y la posibilidad de poder perderte es mi punto débil.
Hay gente que dice que si el dolor es mayor que la felicidad que sientes, entonces debes de cortar por lo sano para acabar con ese dolor. No es que dude de ti, sino que empiezo a dudar de mi, dudo en que pueda ser tan fuerte como para poder cargar con toda esta melancolía y tristeza a mis espaldas.. Pero por otra parte, perderte sería como matarme, como ya lo dije antes, me convertiría en una muñeca frágil y sin alma del cual cualquiera podría destrozar con un ligero suspiro.
Y por último, te odio, con cariño.